Después de unos días de descanso, hay que continuar con la rutina. El post de hoy es muy sencillo , pero no por eso, deja de tener un arraigo en nuestras costumbres. Estas son unas guindillas que se dan en nuestra tierra y aparte de meterlas en conserva, tenemos otra manera de degustarlas la cual que paso a explicaros.
Como veis, no son de gran tamaño, ni tampoco pican a rabiar, la que pica es como un si y un no, lo justito, las que se meten en conserva, sencillamente como todas, antes se metían en botellas y tenían un gancho hecho en casa, especialmente para sacarlas, se introducían las piperrak o guindillas, en muchas casas siguen así.
La otra manera de prepararlas es sencilla, paso a explicaros.
En una sartén, ponemos medio vaso de aove(aceite virgen extra) dejamos calentar y una vez caliente introducimos las piperrak y vamos moviendo continuamente, para que no se tuesten, tienen que quedar poco menos que al dente, las sacamos a un plato escurriendo el aceite,( nos servirá para utilizarlo en la cocina, ya que está limpio) y le ponemos por encima sal gorda, que para mí es lo que le da el toque mágico.
Como veis, no son de gran tamaño, ni tampoco pican a rabiar, la que pica es como un si y un no, lo justito, las que se meten en conserva, sencillamente como todas, antes se metían en botellas y tenían un gancho hecho en casa, especialmente para sacarlas, se introducían las piperrak o guindillas, en muchas casas siguen así.
La otra manera de prepararlas es sencilla, paso a explicaros.
En una sartén, ponemos medio vaso de aove(aceite virgen extra) dejamos calentar y una vez caliente introducimos las piperrak y vamos moviendo continuamente, para que no se tuesten, tienen que quedar poco menos que al dente, las sacamos a un plato escurriendo el aceite,( nos servirá para utilizarlo en la cocina, ya que está limpio) y le ponemos por encima sal gorda, que para mí es lo que le da el toque mágico.